Cuando tiembla mi mano izquierda
en el paraíso (poemario)
que es más quizá en cada instante,
es como saberlo y no aceptar que existes
que siempre has existido.
la dudosa realidad lejana…
tengo tanto miedo de este miedo.
Enfrento tu terror de dama lejana,
y quizá dibuje la niebla al esfumarse,
cuando no sea ni miedo ni niebla….
Tanto miedo de que existas me da miedo,
que existas en este poblado desierto,
en este despoblado sentimiento.
Cada instante me sumerjo el miedo,
sí, para ahogarnos en tú sudor cansado
en nuestros sudores fundidos...
hasta no ver el desierto que nos cubre.
Hay que tenerle miedo al miedo
aunque el temor sea en el desierto...
...aunque ahora es mortal-moral,
inmortal temor a un amor cimentado en cuerpo
que siempre será un desierto….
Muy a menudo aprietan las cadenas
cuando se mira el lado oscuro de la luna
cada vez que se quiere agarrar una nube de noche
y se quiere aunque uno tenga las manos llenas de neblina…
La ambición es tal, en esos casos de sueños ilícitos
en los supuestos en que se ama más allá
que se atreve a amar mientras desnuda
inofensivamente desnudo...
un sabor que sólo entre dos piernas de esa magnitud
un sabor que sabe a sueño prohibido
lo encuentra: tan lejos y tan cerca...
y en al ascenso del paraíso pélvico
en el ir y venir de una lengua insurrecta
de pronto las cadenas....
llenas de un peso encadenado a otro peso mayor
encadenado al peso de una miserable cobardía
Puedo en cambio arrastrarlas y desgarrar los labios prohibidos,
y llenar de sudor, saliva. néctar y semen la caida
las cadenas multiplican entre sí sus eslabones
con ese sabor a pecado en los labios entrebesados
es entonces cuando no bastan las certezas
que regamos sobre el colchón
no son suficientes las que humedecen la sábana
y las manecillas del reloj
tic-taquean de muerte aletargada.
Voy a romper tu cadena con el eslabón
el que da a la altura de tu monte de Venus
éste, que se ha entregado a la herejía de una cama de piedra
mirando mas allá de tus anillos, tus promesas tus cadenas...
un homenaje a la mentira verdadera.
nunca has pertenecido a nadie,
a dios cuando se manifiesta en su verdadero cuerpo
y no le perteneces tampoco a él
aunque le hipotecaste tu lealtad
y tu sudor no están escriturados...
estas manos que te han recorrido completa
no pueden poseerte tampoco
porque te derramas y te vas entres los dedos
entre uno y otro enfrentamiento
apostando el sudor y las lágrimas
Concluyo inobjetablemente:
Yo no quiero tatuarte mi nombre
más bien voy a lubricarte los pechos
y a marcarte a punta de lengua viva
que si amaneciera cada noche contigo...
así no es como se sueñan estos sueños de dos:
es como se improvisa uno de tres
nos bastamos al margen de un sueño que no es mío.
veinte gritos clandestinos
y mis deseo endosado a tus caderas...
y tu alma tan cerca del infierno
como se pertenecen una luna y un sol
en ese idilio una vez cada mil años…
un pecado de segundo y medio ya es otra cosa
¿Por qué un momento no dura sino un momento?
en esta frecuencia oculta,
no puede gritarte y callarte
con un crimen que sella los labios
no aprende aún cómo decirlo.
la inexistencia del reloj asesino
la baja frecuencia de los latidos del mundo
la inmensa mayoría de los sentidos en sincronía
tu cuerpo posado sobre mi cuerpo
cadáveres el uno sobre el otro
entre los labios que no saben latir
y los que laten no obstante
callar palabras saturan mi boca
y revives el cadáver exhausto
Un instante, espera un instante
un instante espera un instante
parece que compites con la vida
¿por qué esa carrera al tiempo?
¿Por qué insistes en esos paralelismos
entre las manecillas del reloj y tus orgasmos?
El reloj no es el que te penetra
y los segundos no son equivalentes a las caricias desnudas
no te vistas mirando al reloj
mejor vuelve a desnudarte como si no existiera el tiempo
No te marches en esa estúpida marcha a la rutina
Deja de contener tus espamos
rompe el círculo vicioso entre uno y otro
el sexo se disuelve cuando lo apresuras
que la vida se te vaya entre las piernas
...deja que calme tus tacones ansiosos
despojándolos de tus pies desnudos
Siéntate al lado de mi sombra
en este parque de cuerpo desierto,
en este césped con olor a sensualidad de ayer
donde exploré la poesía de tus velas apagadas.
se va a romper el columpio de tus caderas
en la puerta cerrada por dentro.
y con la cadencia suspirable de dos latidos
en el silencio de un corazón sin aparatos.
en la inspiración de un dios sin iglesia
que duda de sí, sin errar
ese que trasciende tus formas blancas, escurridas
con los tonos carmín divino
ojos color cristal de sueño roto
que impiden que siga azul el que tanto nos vigiló,
cuando eras mujer de antes,
que según sería eterna, finalmente instantánea…
ojos color mentira doblegada
un silencio y tres instantes,
una jornada de cartas volteadas,
y lo que queda del hombre allí, enfrente.
el as ha quedado en el pozo de las fichas
esas con que se juega la vida
y no se apuesta si se gana,
pues se pierde todo en esos ojos del color de la suerte
así, solo se apuesta a perder aunque se gane…
un el lecho prohibido por otro lecho impuesto
amigo del silencio, testigo mudo por convicción,
mirada del deseo muerto como aborto de la moral al nacer,
guardián de su propia muerte confeccionada por ese sueño
que con mirada de caleidoscopio miran la vida
y que con el alma de tirano juzgan la existencia
y dibujan un reloj que de tanta prisa se detiene
ojos color rosa de los vientos
lejano el aquí inmediato.
ese que desequilibra el cosmos con el caos de una orden.
ojos color distancia vencida
procurando teñirlos de una flor prohibida…
con la tenacidad de un silencio que se escucha
que derrumba ese camino de hojas, esa senda anciana…
cubriendo entonces, profanando necesariamente al peregrino que escribe.
que en vida quiso ser vida
ojos color reloj de arena
prisa de los pasos sin zapatos
y que en lo alto de la torre
y lo detienen con sus palmas
un instante antes de tocar el suelo.
en el fondo de un mar extraño
que con solo esas espadas
que porta en lo que observa
su huella avanza sin rastro, huyendo sin rostro.
muerte de un amor inmortal
… sin que llegue, antes que llueva
con la mirada llena de tus detalles
con los ojos clavados en tus paréntesis...
y el gusto con ese toque de saciedad que suele gustarnos
en los rincones de espuma roja,
en tus lienzos de trazos en contrapunto...
en el lugar de huellas de cuatro en cuatro
en esos minutos sabor sudor
en este desierto de pecados nombrados por
librando la batalla por romper el silencio...
late por última vez esta lata de víscera
reventada por el compás de tu cintura
se tiene que reír de nuevo el reloj que camina para atrás
lo que nunca se dirá en el paraíso
como si fuera esa fuente húmeda sin una gota de agua,
en un instante y dos “mientras tanto”
nuestro último ruido, juntos, así.
aunque tus muslos impidan que mi mirada cruce tu cintura.
y limpiarme con el lienzo que ha secado
el sudor de tu lágrima roja,
Quiero romper la barrera de tus senos,
cubiertos por una moral con textura de encaje exagerado,
abalanzarme sobre la inútil resistencia de tus brazos,
delante de aquellas fotos de infancia...
Quiero hacer que grites que grite,
romper la hipocresía de tu silencio de dama doblegada,
sufrir, sufrir en tu descenso, cuando caigas
de tu monte de sudor sin pudor...
...quiero detenerme en tu abismo,
en tus cabellos enredados al brazo perdido en tus latidos,
y quiero ser yo al final esa cobarde y miserable lágrima...
...quiero nublar la visión que has tenido en la cama color melancolía.
para que en este oscuro lamento
pueda verse el calor de tu boca
que no pretende soplar al fuego.
A oscuras se ve a lo lejos el rojo cabello de mis ansias
y con el viento se va todo.
Ahora con los pies mojados de un río
¿O es que lo secretos tienen solo pies descalzos?
Las manos a oscuras buscan tu rostro…
y lo demás.... lo demás lo encuentran, lo tocan
lo sudan, pero buscan tu rostro...
…enciendo una vela por estar ahí,
tan sólo estar en ese espejo mortal
de tus labios en el preciso momento de tocar mi sudor
que se confunde con el tuyo
que se confunde con el nuestro
labios tuyos, al fin y al cabo
que se tornan sudor nuestro al principio y al cabo...
para no prender la luz y ser sorprendidos por el mundo.
psicología enorme de una pequeña soledad
Mi mente no puede calmarse
no es cuestión de confesar
sin embargo las ideas quieren traicionar
el sello de los nombres que sólo se mencionan mañana, cuando haya muerto.
El pensamiento se confunde,
pero no en ayeres inciertos,
esos los tiene muy claros...
no sirve el intento de ver cuadros en el papel blanco,
las ideas no tienen precio.
Mi mente no puede ser medida,
sólo se desordena al compás de la tuya
gritando ser una locura que no quiere ser curada.
Esto no se cura, no es locura
es tan solo miedo a la cordura…
y no hallarte como en este cielo
pintado de un color azul infierno…
No se puede domar la mente que ha roto la cadena de las gráficas
y saltó al abismo sin ser empujada…
Si esta locura es pecado,
júzgame tú, domadora de mentes.
Pero si se trata de aquel sueño de antaño,
sella mi secreto con tus labios inconscientes…
tres formas de romper un hielo
Puedo violar el sello de tus labios
y robar un minuto de néctar
oculta en el misterio de tu ropa blanca.
Puedo viajar de noche en tu noche
y robar la urna donde reposa el secreto de un dios no pedido.
oculta en la mirada tras el lecho de sábanas manchadas.
Debo estar siendo un poco menos yo,
y estar volviéndome un poco más tú,
así entonces, quizá no me separe jamás
No quiero mirar de frente,
el encuentro puede ser definitivo.
si se cruzan con mis sandalias de sangre y nostalgia
nunca podrán caminar solos.
ese sembrado sin sábanas y cosechado sin escrúpulos,
si el silencio vuelve a romperse
tendrás que hablar siempre de esta historia.
No lleves tus sueños en los ojos,
si son vistos por mi pupila ansiosa
ya no veré nada que no sea tu interior de santas profanaciones.
Calla, no digas tu nombre,
no lo digas porque podría aprenderlo
y sería lo único por gritar en mis insomnios de derrotas.
No derrames tu sonrisa cuando caminas,
debes saber que si la interpreto
haré de tu cara un escudo de guerra, un nudo de historias falsas.
No hables en silencio, si te escucho nunca podré escapar…
Pronto gritaré el final de la historia,
antes de que muera ahogado el secreto.
Una nada basta para dejarte mis palabras,
las que el viento nunca quiso llevar consigo,
las mas estúpidamente honestas...
...que poco importa ya la importancia
...que poco estorba ya lo que estorbaba
...que poco ayuda ahora lo que podría ayudar
...sin embargo el tiempo espera.
Esta tinta derramada sobre un libro,
sobre aquel nombre de hoja en blanco
como si solo siempre fueras tú
en aquellos nosotros, los de papel y crayola.
Insisto en ser esa sombra de tus pasos
de la recámara a la barra.
Esos labios de la copa a mi vientre,
ese vientre de mi copa a tu sombra,
quiero sentir esas canciones de tu voz alterada,
esa luna de sonrisa opaca,
ese espejo de voces sonrientes.
de la luna servida en una copa.
Insisto en el vino de tu sangre,
en ser el néctar magenta que recorre
los alaridos de los dos haciendo un solo cuerpo...
Un minuto ante el espejo de luna opaca.
Insisto en madurar tu cuerpo
al envolverlo en el periódico viejo de mis historias de infancia.
luchar contigo en esa guerra de generaciones,
esas que se obligaron a sentir por sentir.
Insisto, disculpa de nuevo,
en tus caderas de leche de gotas blancas.
en tus alejadas canciones de cuna
en el arrullo de tus sábanas virtuosas color magenta violáceo.
Insisto en ser la sombra azul de tu mas rojo morado.
como el agua que bebí por soportar tus senos.
Somos una especie de animales que no saben llevar el celo,
como dos extraños cogiendo
por falta de un mejor lugar para saciar el instinto,
ese que se nos negó cuando renunciamos al simio.
como aquella en la que te has vuelto cada noche,
en que muda, en tu llanto de melancólica estupidez,
intentas hilar uno de mis pasados
con el futuro que hemos olvidado, ayer.
Eres tan simple como el viento que tragué
cuando negaste tu aliento.
Y así, has negado el placer.
Ese que ayer te dejó tendida entre ramos de rosas amarillas
sepultando tu cuerpo de una sencilla timidez.
Somos simplemente cualquiera
y cualquiera que hemos sido es sencillamente nosotros.
entre las simples corrientes de tu vientre abierto
enterrando la sencilla unión obligada en los sacramentos
como agua caliente
En tu brisa de cabellos de un desorden conmovido
por la lentitud de mis fracasos,
en esa osadía por llevarte al cielo,
egoísta y ladrón de un paraíso fingido.
En los lentos y lejanos sabores de tus labios,
estando así en un profundo color marrón,
saliendo por el carmín de tus suspiros ocultos,
despojando esas ropas de tela barata,
descubriendo la tela fina de esa desnudez anunciada.
En tus cabellos de una brisa conmovedora y desordenada,
esa que no es la meta de las sábanas...
Estando dentro de esas risas interrumpidas por la lenta
esos que sucumben en el deseo de un mas allá...
En tus flores de oriente,
en este paraíso con código de barras
ese oro que brilla con monedas de cobre,
tu tapiz negro a precio de blanco.
que apagada es esa manía de dormir solo,
de solo dormir por esas dos bocas empapadas de una,
Niña silenciada por el lastre de un alma robada.
Y cuando me robo tu mano sin argolla
en el momento preciso de lamer tu maldita existencia
con el árbol revelado tanto tiempo atrás.
lejos de la censura de tu baile clandestino
rompiendo el cristal de la vida bien vivida,
vivida en otra vida que quiso ser vida.
Me sorbo tu tiempo amarrado
con esa prisa de zapatos húmedos y sin zapatos.
toca el cielo mientras caigo de la torre.
El cielo cubre tu cuerpo de un rostro sin rastro.
no des una mirada equivocada.
Estampa esas marcas de uñas
del salvaje crujir de tu montura
en el oleaje de la cama desordenada
por tu carrera contra el tiempo,
de esas palabras de suciedad oligarca
adornando tu boca que recuerda el sitio
en que quedó un poco de saliva.
Trago de un solo sorbo la sábana
aunque no dejará de hablar esa historia instantánea,
esa en que recorrimos nuestros cuerpos,
extasiados por una calma de besos impares,
Esas caricias están a un lado de tu espalda,
maldiciendo el polvo de un par de almohadas viejas
desplumándose en la guerra de cuerpos
con armas blancas y rojas.
Me quedo hecho un idiota si la miro tanto.
A veces por eso cierro los ojos,
robando al oscuro de mis ojos cerrados
Intento no verla tanto para inventarla
y luego al abrir los ojos
y verla como si fuera la primera vez.
No hay manera de que mis ojos olviden como es usted,
cómo la veo y de pronto no la veo
en ese juego de mirarla otra vez.
Cuando cierre los ojos otra vez,
allá en donde usted me dijo que los sueños se hacen ciertos
y donde su mirada que dure para siempre
y que el siempre duré un poco más a cada oscuridad
en lo que queda de mis noches
oscureciendo con su luz a la noche y a sus misterios.
Nunca su mirada fue tan fija
como en aquella noche que quedé hecho un idiota.
Hoy he pensado, entre otras cosas, en lo poco que dura el tiempo,
duran mas que un segundo que dura mas que su abrazo,
instante deber ser el espacio entre un abrazo con ropa
y uno con sudor y piel...
No sé si las horas entonces sean la duración de su cuerpo destilando sal y saliva.
A veces creo que el reloj
lo hicieron los que no saben del tiempo.
Cada vez que penetro su carne, el tiempo desaparece,
me derramo en usted y los segundos no pueden vencerla,
El reloj se encela de que tus piernas suban y bajen ignorándolo.
El único reloj es el que marca tu pierna izquierda detrás de mi mano derecha
entre tu cuerpo sudado y mi cuerpo exhausto,
O ¿será que nosotros hemos hecho un tiempo nuevo?
No sé si el tiempo tenga fin,
pero su cuerpo, doy fe, no lo tiene.
Sus senos de un color tornasudado
han decidido hacer presas ambas manos
y mis muslos sin permiso infringen la tensión de los tuyos...
...como amo ese momento en que amo cuerpo a cuerpo
en una batalla que tu ganas y dejas que yo pierda
y al final, se pospone el duelo para otra noche.
ese instante en que los libros borran todo lo escrito
para redactar lo que ven sus lomos:
y tus piernas que ahorcan mis labios
mientras bebo el interior de tu vientre
y mi saliva se confunde con mi semen
y tu oasis cae sobre mi desierto
llegas a ese lugar que solo tú conoces
y me lo platicas con esas punzadas
que tratan de matar mi sexo
y luego un silencio marcado por la cascada
que la sábana se esconde pudorosa.
los de tu boca y los de tu vagina
y nuestro aliento agonizando
espera en silencio que nuestros cuerpos
se reten a muerte mas tarde...
Usted se sabe quemar por dentro sin prender la sábana.
Que bien enciende la fogata entre sus piernas
y me da sueños de fuego mientras estoy despierto.
Su cuerpo es el péndulo perfecto
soy solo un punto de referencia...
y nada mejor que venirse en su lumbre
y sentir como su fuego es el que extingue mi agua...
...y es que sabe usted quemarse tan bien allí dentro.
Quisiera que le prendiera lumbre a la sábana
para poder acompañarle en su delirio...
ese en que su sombra me sedujo
y tuve que hacerle el amor
Estaba celosa de mi cuerpo dentro del suyo
y paso a paso fueron nuestras sombras
dejando de ser sombras por un instante
se dejaron llevar por esas cosas que solo son del cuerpo
pudo esta vez desvanecerlas.
a un orgasmo de encontrar un objeto volador no identificado.
para de plano renunciar a todo
y alcanzarla en su nube de fantasía,
para irme siguiendo esos senos.
aunque el fugarme con usted sea fugarme de mi mismo.
La distancia mas cercana entre dos puntos
son las curvas de su cuerpo
se mide entre su espalda y sus senos
No cabe duda que los matemáticos,
esos asalariados de la perfección
nunca le vieron andar desnuda por la recámara...
es solo una referencia de que hoy estamos juntos
es un punto definido por el abrazo de nuestros cuerpos
haciendo el amor ruidosamente entre las hojas del calendario
que se agitan inagotablemente cediendo el paso a nuestro tiempo.
No sé si exista un día después de este en que nos vulneramos,
porque hicimos el amor ayer.
Con frecuencia cuestionamos el tiempo mujer.
Pero “antes” es el momento justo en que mis manos están por tocarla,
entre su talle y sus labios,
existe quizá ese otro día al que llaman mañana..
...no lo sé, quiero averiguarlo con usted...
Andrés Castuera-Micher